La técnica vocal que se debe aplicar a los cantantes de música ligera tiene que ser muy similar a la empleada con los de cualquier otro estilo, tal y como marca la naturaleza de la voz, variando más en función de esta que del estilo que intérprete el alumno.El hecho de cantar música ligera no lleva implícita la utilización de un método respiratorio, o de emisión vocal, diferente al tradicional. Es decir, distinto del que desde hace siglos se ha venido realizando a través de la gran escuela italiana. Esto sería ir contra natura y acarrearía graves consecuencias por que seguimos teniendo los mismos órganos vocales que hace miles de años.La técnica debe variar en la forma de interpretar los diferentes estilos, utilizando los recursos que aporta una buena educación de la voz según las exigencias de cada uno de ellos. No es lo mismo interpretar un estilo de música clásica como, por ejemplo, el lírico, que abordar la música popular.
Como es sabido, un cantante de música ligera no cuenta con el gran inconveniente de tener que cantar sin la ayuda del micrófono, inundando con su voz el auditorio de un gran teatro después de superar la barrera sonora de una importante orquesta, tal y como ocurre con los cantantes de ópera. Por esa razón no necesita alcanzar un desarrollo y una proyección del sonido tan acentuada como estos, ni tampoco está sujeto a unas exigencias musicales tan importantes. Sin embargo precisa un adecuado dominio de la técnica, que le permita manejar con facilidad la voz, así como también desarrollar un buen gusto, sentido del ritmo y, sobre todo, personalidad y capacidad de expresión. |
Otro factor muy importante para un cantante de música ligera es aprender a aplicar su técnica al micrófono, un medio que requiere un canto suave, emitiendo un sonido claro y flexible, así como también una buena articulación de la palabra y una perfecta afinación.
La megafonía si se utiliza adecuadamente, contando con el dominio técnico idóneo, puede hacer auténticos milagros. Actualmente, con los extraordinarios medios digitales con los que contamos se puede lograr que un intérprete con escasas facultades pueda lucir una gran voz. Si no se aplica adecuadamente la técnica al micrófono (la megafonía) puede suceder que se amplifiquen, junto con la voz, los defectos. Incluso que una gran voz suene peor, con menores cualidades, que al natural.
Para llegar a ser un buen cantante de música ligera, desde el punto de vista vocal, es necesario beber de las fuentes técnicas provenientes de la escuela romántica italiana, como si tratase de un cantante lírico y como han hecho muchas grandes figuras de los años cincuenta y sesenta. Esta es la única técnica que puede aportar la preparación necesaria para interpretar cualquier tipo de estilo.
Las diferencias técnicas más importantes, en cuanto a la educación de la voz, se suelen dar entre las intérpretes de música popular como, por ejemplo, las de la canción ligera y las líricas, especialmente las de ópera.
Estas diferencias son debidas a que las cantantes líricas, al margen de las enormes exigencias tanto musicales como interpretativas que entraña la interpretación de su estilo, tienen que cantar en una tesitura mucho más aguda que de música ligera. Por esa razón se ven obligadas a utilizar un sonido en el que predomina la voz de cabeza en la mayor parte de la misma. Si, por el contrario, tratasen de hacerlo empleando una voz de pecho en la zona alta, aparte de que no podrían servir en las exigencias de la partitura, se destrozarían por completo. Por lo tanto, dependiendo del tipo de voz, a partir del DO o del RE del centro, la voz de cabeza, auxiliada con el correspondiente refuerzo de las sonoridades pectorales que surgen de forma indirecta, es el sonido natural en las voces femeninas.
Las cantantes de música ligera, en cambio, suelen utilizar una voz más de pecho porque las tesituras que, por lo general emplean, son mucho más graves y porque, tradicionalmente, no se les exige una gran impostación de la voz, de ahí las diferencias sonoras.
Por esa razón, este tipo de intérpretes, si ascienden por encima de un RE del centro, lo que no es muy habitual en su repertorio, y tratan de hacerlo sin pasar al registro de cabeza, aunque sepan manejar debidamente el micrófono, terminarán destruyendo sus voces. Por lo tanto, las intérpretes de música ligera, cuando vocalizan a partir de esas notas centrales, deben hacerlo pasando la voz al registro de cabeza como las líricas. Si bien, a la hora de cantar, su tonalidad no suele exigir este tipo de emisión. Esa forma de vocalizar aportará más facilidad y calidad a su canto, alcanzando volumen, brillo y facilidad. De esta forma su voz no se caerá hundiéndose en la pesantez, sonidos de pecho que tan peligrosos pueden resultar, especialmente para las voces femeninas.
El problema es que muchas escuelas de música ligera tratan de emplear éste tipo de sonido en sus clases. Por esa razón, algunos intérpretes, cuando se les intenta inculcar una emisión natural, utilizando la voz llamada de cabeza en las notas agudas, al principio suelen considerar a este brillante sonido como un falsete. Esta mala interpretación viene dada porque la facilidad de emisión que supone el empleo de esta técnica y la escasa intensidad sonora que, al principio, suelen percibir cuando su voz esta totalmente libre, facilita que puedan creer que están emitiendo un sonido prácticamente ridículo, cuando en realidad es todo lo contrario. En cambio, cuando cantan utilizando la voz de pecho, que en muchos casos consideran un sonido natural, y esta no cuenta con una adecuada emisión, suelen escucharse con más volumen, lo que exteriormente no se corresponde con la realidad.
Estas intérpretes, gracias a la ayuda del micrófono y a las escasas exigencias que comportan muchos estilos de esta música, pueden mantener durante un tiempo esta manera de cantar. Sin embargo, a la larga, terminarán cortando de raíz tanto la calidad de su voz como la de sus agudos, viéndose obligadas a cantar en tesituras demasiado graves para su naturaleza vocal, lo que arruinará su voz. Esto suele ser demasiado común en muchas de estas cantantes, como lo demuestra el hecho de que, en muchos casos, tengan que sufrir intervenciones quirúrgicas de nódulos, pólipos y otros graves contratiempos vocales que dañan la calidad de sus voces de manera irreparable. Por esa razón, las cantantes de música ligera, aunque interpreten estilos tan duros como el rock, también deben colocar bien el sonido, buscando la libertad. En las notas agudas, sobre todo, tienen que huir de los sonidos abiertos y gritados, recogiendo la voz mediante su adecuada cobertura. Hasta que esta no encuentre el apoyo respiratorio adecuado deberían emitirla voz con total suavidad.
El hecho de que no considere aconsejable la emisión de la llamada voz de pecho, ni tan siquiera para una cantante que interprete los estilos mas duros de la música ligera, no significa que a este tipo de interpretes se les deba inculcar una técnica para que canten utilizando la voz llamada de cabeza de una manera tan acentuada como si de una soprano de ópera se tratase. Salvo algún caso especial que pretendan interpretar dicho género con un estilo lírico, tal y como tratan de hacer en algunas de sus interpretaciones cantantes como Sara Brightman o Emma Shapplin. O como hacia, en menor grado, Jennifer Rush, aquella gran intérprete norteamericana, que en los años ochenta popularizó la canción “Si tú eres mi hombre”, luciendo una voz que cautivó al mundo.
Al margen de este tipo de fusión que, en algunos casos como el citado, pueden resultar bien, pienso que una cantante de música ligera, cuando acomete la interpretación de la misma, debe hacerlo de acuerdo a las exigencias tradicionales que marca cada estilo. Para ello tiene que emplear su voz natural, que se debe sustentar en una buena técnica que excluya esos pesantes sonidos de pecho, así como también una excesiva voz de cabeza, exenta de las necesarias resonancias pectorales.
Lógicamente, la región aguda debe estar presidida más por los sonidos de cabeza. Sin embargo, a la hora de aplicar los mismos a una balada o cualquier otro estilo ligero, el maestro debe tener la habilidad de, mediante la interpretación y los adecuados matices de impostación, enseñar a la alumna como camuflar su lirismo. De ésta manera, en ningún momento debe dar la sensación de ser una cantante lírica, lo cual, desvirtuaría la pureza del estilo.
En este sentido existe un gran ejemplo en nuestro país, Paloma San Basilio, una cantante que siempre ha interpretado la canción ligera con una voz prácticamente impostada y, sin embargo, en ninguna de sus interpretaciones se advierte tintes líricos. En cambio, cuando acomete la interpretación de los grandes musicales, emite unas notas agudas con la voz totalmente pasada como si de una soprano se tratase. A pesar de su edad ha resistido durante muchos años la fatigosa actividad de tener que interpretar esta música, ofreciendo una función diaria, sin ninguna mella en su voz, manteniéndose aún en plenas facultades.
Han existido otras cantantes, como la norteamericana Whiney Houston, que ante la imposibilidad de poder continuar su ascensión a las notas agudas con el sonido de pecho que arrastra de su zona central, dadas sus carencias técnicas, para pasar a un sonido de cabeza que le permita emitir unos agudos potentes, cuyo color guarde relación con el resto de la voz, se vio obligada a emitir las notas agudas a media voz, empleando un débil sonido de cabeza que se asemeja al falsete. La Houston ha empleado este recurso porque carece de un apoyo respiratorio y una buena emisión que le aporte una voz debidamente equilibrada. Por esa razón, sus registros son tan diferentes que parecen dos voces distintas. Sin embargo, es tal su calidad artística y tan cálido el color de su voz, que resulta natural que cuente con miles de imitadoras en todo el mundo, en cuyos estilos son evidentes los tintes del “Góspel”, caso de María Carey, y otras grandes intérpretes que han seguido su línea.
Dentro de las voces masculinas no existen esas diferencias, aunque esta música cuenta con estilos muy peculiares como el “Rock” cuya interpretación debería estar respaldada por un buen dominio técnico. Hago esta consideración, más que por las exigencias musicales que entraña este tipo de música, por el esfuerzo vocal que supone darle el énfasis interpretativo necesario. Debemos tener presente que estamos ante el estilo que representa la máxima expresión dramática de la música ligera.
Muchos de estos intérpretes tratan de compensar la falta de una adecuada capacidad expresiva con sonidos rotos que, a la larga, terminan dañando su voz si esta no cuenta con una sólida impostación. Por otra parte, su escaso dominio del pasaje hace que muchos emitan los agudos en falsete, lo cual resulta totalmente inapropiado para la fuerza expresiva de un estilo tan duro y para la salud vocal del intérprete.
Esta técnica es muy común en la escuela inglesa, que aún sigue manteniendo los conceptos técnicos del “Belcantismo”. Conceptos que suelen ser desviados a la formación de cantantes ligeros inadecuadamente, todo lo contrario de lo que sucedía con la escuela norteamericana, especialmente durante la primera mitad del siglo XX, en la que las influencias de la gran escuela italiana, en la educación de la voz, eran muy claras.
Estos tópicos y el hecho de que muchos de estos cantantes utilicen una voz rota para interpretar dicha música, han llevado a creer que para ser cantante de rock no es preciso estudiar canto. Sin embargo no es así, muchos grandes genios de esta música, como los míticos Mick Jagger, Fredy Mercury.., han tenido que estudiar durante muchos años para poder soportar el gran esfuerzo vocal que supone la interpretación de esta compleja música.
El hecho de que la base técnica de la escuela romántica italiana también sea la más idónea para educar la voz a los cantantes de música ligera, ha quedado demostrado a través de los resultados obtenidos por los maestros que han aplicado esta técnica.
Foto tomada en la playa San Lorenzo de Gijón con el cantante Dani Daniel antiguo compañero en las clases del mencionado maestro D. Luis Arnedillo | Cuando estudiaba con el maestro y gran amigo D. Luis Arnedillo, tuve ocasión de coincidir con muchos de sus alumnos, entre los que se encontraban algunos intérpretes de este estilo. Uno de ellos era Serpa, cantante y figura del grupo “Barón Rojo” que fueron los impulsores del “Heavy Metal” en nuestro país. El maestro Luis Arnedillo, cuya preparación estaba basada en la escuela italiana, ya que había estudiado muchos años en Milán, se consideraba un maestro puramente lírico, como lo demuestra el hecho de que en su escuela hayan estudiado muchos cantantes de opera y zarzuela como, por ejemplo, los padres de Placido Domingo, la gran Pepita Embil y el propio Placido Domingo. Si embargo, mediante la aplicación de esta técnica, se constituyó en el maestro más importante de música ligera y de otros estilos populares.
En su academia estudiaron cantantes como Rocío Jurado, Roció Dúrcal, Rosario Flores, Pastora Soler, Marian Conde, Ángela Molina, Massiel, Joselito, Dani Daniel, José Vélez, Juan Pardo, Francisco, Antonio Banderas y otros grandes intérpretes, algunos de los cuales, tras el fallecimiento de este famoso maestro, han continuado su preparación conmigo. |
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