A pesar de las dificultades técnicas que en los inicios ha representado para mí la unión de los registros, tras los primeros estudios comencé a cantar en público abordando con éxito la interpretación de las grandes obras del repertorio operístico.
En dicho periodo, actué con algunos intérpretes a los que tuve ocasión de ayudar, superando así importantes problemas técnicos que limitaban su canto. Mi aval como maestro no podía ser más nefasto, porque tan sólo era un joven intérprete que aún no había sido capaz de corregir totalmente mis propios problemas técnicos. Sin embargo lograba hacerlo con los de otros intérpretes que, después de pasar por infinidad de escuelas sin éxito, parece bastante natural que tratasen de experimentar mis consejos.
Esto demuestra una vez más que no es lo mismo la enseñanza del canto que su interpretación porque no es igual escucharse internamente, al tiempo que se canta, que escuchar en silencio a un intérprete que canta para ti, lo cual resulta muy sencillo si se cuenta con las cualidades necesarias.
Han existido intérpretesmediocres que se convirtieron en grandes maestros. En cambio, algunas consumadas figuras que destacaban por su técnica, han malogrado grandes voces.
En un principio, mi objetivo no era dedicarme a la enseñanza del canto, encaminando mis pasos exclusivamente hacia la interpretación del mismo. Sin embargo, la facilidad para corregir los defectos de otros artistas y la enorme satisfacción que me producía poder ayudarles a vencer aquellos problemas que en los inicios yo había padecido, me hicieron comprometerme cada vez más con la enseñanza. Así, lo que en un principio comenzó como una mera ayuda, se terminó convirtiendo en una apasionante profesión.
Durante mi trayectoria como profesor de canto he formado, a todo tipo de cantantes, e incluso recuperando voces que parecían estar desahuciadas para la práctica del canto. Este apartado me he logrado grandes satisfacciones, especialmente cuando algunas de estas voces, después de ser expulsadas de los teatros, han vuelto a entrar por la puerta grande.
También he ejercido una importante labor de rehabilitación con ciertos alumnos que tenían problemas para emitir la voz hablada. Al igual, con la aplicación de este método he conseguido que ciertas sopranos, que se veían limitadas a cantar como mezzosopranos, pudiesen hacerlo en su propia cuerda.
Algunos cantantes profesionales han viajado, incluso desde el extranjero, para recabar mi ayuda. Gracias a la cual han conseguido superar importantes problemas como el pasaje de la voz, alcanzando un amplio registro, sobre todo agudo, cuando en un principio adolecían de esta importante cualidad.
Algunas de estas grandes voces, después de sufrir importantes problemas, han logrado triunfar y, en algunos casos, durante un tiempo, incluso le he tenido que dar clases vía Skyp, cuando cantaban en los diferentes teatros del mundo.
El éxito de este método no sólo se limita a la consecución de las notas agudas, que para la mayoría son las más dificultosas de alcanzar, también atañen a la zona grave y central de la voz, lo que me ha llevado a impartir mis enseñanzas a diversos profesores de canto que deseaban conocer esta técnica.
Como he señalado en otros capítulos, al margen de la educación de la voz, en mis clases también se desarrolla el perfeccionamiento musical e interpretativo de los estilos, cuidando con esmero la línea de canto y la expresión del mismo, que es la meta final de mi escuela.